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Los programas de certificación no estatales han surgido como nueva herramienta para el direccionamiento de la utilización e intercambio de recursos naturales. No obstante, a pesar de ser innovadora, esta forma de certificación sigue siendo fuente de controversia. Los cuestionamientos se centran en cuál es la mejor forma de involucrar las principales ramas del negocio en el tema de la certificación y cómo responder a la proliferación de esquemas. Al examinar el sector cafetero, el presente artículo toma estos debates para discutir si las certificaciones pueden constituir una herramienta de cambio y de qué tipo sería tal cambio. Se ha argumentado que los programas de certificación por sí solos tienen dificultades en representar la gran diversidad de sistemas de producción y los contextos sociales en que se cultiva el grano. El dinamismo innovador de ciertas empresas y organizaciones no gubernamentales apoyadas por la conciencia social respecto a la ética y ambientalismo del café pueden, en consecuencia, convertirse en una gran fuerza facilitadora de constante adaptación y aprendizaje. En otras palabras, el potencial de la certificación determinará cómo se interconecta con otras iniciativas privadas y no gubernamentales dirigidas a los retos del sector cafetero.