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Como Ia influencia del cultivo del café en el comportamiento de Ia economía colombiana es indiscutible, no resulta extraño por lo tanto presumir, como una consecuencia entre otras, que existe una relación entre Ia inflación y algunos indicadores de precio e ingreso propios de Ia actividad cafetera. En efecto, algunos autores han destacado las siguientes conclusiones. Edwards, trabajando datos anuales para el lapso de 1952-1980, afirma que cambios en el precio [externo] del café deberán generalmente resultar en una alta tasa de inflación y en una baja tasa de cambio real, así dice: "Específicamente el análisis empírico probó el nexo entre el precio del café, el deficit fiscal y Ia tasa de crecimiento del dinero de alto poder y también Ia relación entre moneda e inflación en Colombia"1. Asímismo, Lora2 menciona que: "La decisión de transferir total o parcialmente a los caficultores las alzas del precio externo del café es crucial para el manejo de las bonanzas. Cuanto mayor sea Ia transferencia a los caficultores, mayor es el impulso que recibe Ia demanda y mayores las presiones de expansion monetaria. Lo primero se debe simplemente a que, como lo hemos mencionado ya varias veces, Ia capacidad de gasto del sector privado depende del ingreso recibido por los caficultores, no del valor total de las exportaciones del grano. Lo segundo, tiene su explicación en que es más difícil contrarrestar el efecto monetario del aumento de las reservas cuando los ingresos adicionales quedan en poder del Fondo Nacional del Café o del gobierno, ya que los primeros tienden de inmediato a gastarlos, mientras que el Fondo o el gobierno pueden tomar Ia decision de destinarlos a adquirir pasivos no monetarios del Banco de Ia República, eliminando así el efecto expansivo inicial".